miércoles, junio 21, 2006

La revolución de los profesionales del entusiasmo (Continuación)

Al parecer, el fenómeno se ha extendido de abajo a arriba desde los estratos profesionales más modestos. El primer caso se registra en el corazón comercial de la City londinense. El caso de U. M. Onansky, modélico empleado bielorruso de una tienda de telefonía en Oxford Street. El señor Onansky mordió la mano de una anciana mientras esta se disponía a recoger el cambio.
Los síntomas de la enfermedad aparecen de forma solapada en un principio. Losa afectados describen una cierta tensión en las comisuras y cierta dificultad para sonreir. Poco a poco, la rigidez aumenta impidiendo mostrar la dentadura bajo ninguna circunstancia. De aquí a mostrarla exclusivamente para asestar una dentellada hay solo un paso.
El eminente odontólogo J. P. Trader nos relata su experiencia con un afectado:
“ El paciente A. T. Pogonius acudió a mi consulta sin su dentadura postiza. Ïbamos a tomarle medidas para hacerle una nueva protesis. Cuando la enfermera le pidió que abriera la boca para aplicarle el molde con la masilla obtuvo como respuesta un gruñido, y ni con la ayuda de todo mi equipo, una palanca y la colaboración de un paciente, conseguimos que separara las mandíbulas.”
Este testimonio nos lleva a otra conclusión interesante: al parecer la enfermedad no tiene que ver con ninguna fobia o dificultad referida a la circunstancia literal de mostrar los dientes, teniendo en cuenta que, por desgracia, el señor Pogonius carecía de ellos.
(Continuará)

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