Tunning

Me encanta el tunning. Creo que el deseo de personalización del que brota le redime de la connotación hortera que exuda. Por no hablar del astronómico precio de convertir un Seat Panda en un casino y/ o discoteca.
Si, me gusta el tunning. Me gusta el vaquero anodino de H&M que alguien ha convertido en una pieza única, pegándole cualquier cosa, cortando, añadiendo, trastocando.
Me gusta el tunning, y mientras paseo por los blogs me descubro deseando esto y lo otro sin necesidad de salir a la calle. El relojito que tiene Xurri en su blog, tan analógico. El recuento de personas que están visitando el blog del Replicante al unísono…El preciosísimo fondo de página artesanal, no estándar, de Freakevolution. Pijaditas varias que fantaseo con colgar en mi blog -casa para hacerla aun más ideal. Me recuerdo a las señoras que hacen ganchillo y ponen tapetitos por toda la casa y hasta un gorrito de crochet para tapar el rollo de papel higiénico.

Por fortuna para mis huéspedes, mi torpeza para el colgado de dichos aditamentos, que precisa de clavitos con código binario, les libra de mi horterez.
Bueno, yo me conformaba con saber linkar, o enlazar, que queda más fino, como más matrimonial. No deber ser igual que te linken que siempre suena un poco guarro, a que te enlacen que tiene un carácter mas infinito.