Mamografía
Las estancias del sanatorio privado donde van explorar mis pechos rutinariamente están forradas de metacrilato. Así si algo humano queda por error adherido a las paredes, puede ser limpiado con facilidad. Este centro de salud me parece un cuerpo de gigante con una sala para cada órgano. Una sala es el tórax.
Estoy en la sala de espera con asientos de falso diseño como en la seguridad social. La música de hilo musical debe ser fruto de algún error debido al calor, pues es un rock taquicárdico after Guns and Roses, francamente inadecuado para la situación.
Por megafonía , una voz que pondría los pelos de punta incluso a alguien sano como una manzana, me exhorta a que me dirija al Área de Exploración. Es extraño oír decir mi diminutivo, Marga con esa voz. Me desvisto en una especie de probador de medio metro cuadrado, mientras escucho como dos arpías con cofia se disputan el prensado de mis mamas.
Como tardan en llamarme, leo de pie una revista que llevo en el bolso. Cuando se está vestida solo de cintura para abajo mientras se lee una revista en un cubículo, resultar natural y elegante es tarea complicada. Me llaman. Avanzo cual sonriente amazona hasta el interior del lugar donde se realiza la exploración. Dos exploradoras corporales sin uniforme scout me esperan.
Parapetada tras una especie de mampara, la arpía numero 1 sitúa mi azorado pecho bajo una prensa como de encuadernar donde se convierte en mama ipso facto. La arpía 2 toma notas. No duele, pero es como conocer la cuarta dimensión de algo.
Me clavan 100 lerus, pero ha merecido la pena. He tenido sex , drugs and rock and roll. Bueno, quizá no en ese orden.
Las estancias del sanatorio privado donde van explorar mis pechos rutinariamente están forradas de metacrilato. Así si algo humano queda por error adherido a las paredes, puede ser limpiado con facilidad. Este centro de salud me parece un cuerpo de gigante con una sala para cada órgano. Una sala es el tórax.
Estoy en la sala de espera con asientos de falso diseño como en la seguridad social. La música de hilo musical debe ser fruto de algún error debido al calor, pues es un rock taquicárdico after Guns and Roses, francamente inadecuado para la situación.
Por megafonía , una voz que pondría los pelos de punta incluso a alguien sano como una manzana, me exhorta a que me dirija al Área de Exploración. Es extraño oír decir mi diminutivo, Marga con esa voz. Me desvisto en una especie de probador de medio metro cuadrado, mientras escucho como dos arpías con cofia se disputan el prensado de mis mamas.
Como tardan en llamarme, leo de pie una revista que llevo en el bolso. Cuando se está vestida solo de cintura para abajo mientras se lee una revista en un cubículo, resultar natural y elegante es tarea complicada. Me llaman. Avanzo cual sonriente amazona hasta el interior del lugar donde se realiza la exploración. Dos exploradoras corporales sin uniforme scout me esperan.
Parapetada tras una especie de mampara, la arpía numero 1 sitúa mi azorado pecho bajo una prensa como de encuadernar donde se convierte en mama ipso facto. La arpía 2 toma notas. No duele, pero es como conocer la cuarta dimensión de algo.
Me clavan 100 lerus, pero ha merecido la pena. He tenido sex , drugs and rock and roll. Bueno, quizá no en ese orden.
4 comentarios:
Mmmmm... me arriesgaré y diré que las drugs eran la revista... O eso o te dieron algo que no nos has contado...
Además era DE color ahumado Harry, lo last de lo last. No obstante te confieso que me tomo algunas licencias literarias (¿literarias?) y en ocasiones cualquier coincidencia con la realidad es eso, coincidencia.
No te encantan tambien las COCRETAS O COCLETAS Y EL BIDEL.
Las drugs son las radiaciones de la prueba de las que se defendía la gorgona tras la mampara.
Un beso
Yorchus, la revista no era la droga...aunque empiezo a pensar que me coloco sola. Me voy a donar a la ciencia.
Un beso
Las típicas imágenes de archivo en las que el pecho prensado aparenta tener la elasticidad de un chicle siempre me han producido cierto pavor.
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